José Luis Zalazar: "El rancho es una tumba"
Lo dijo José Luis Zalazar, referente del Movimiento Los Sin Techo, en una lectura que describe a los marginados de la sociedad santafesina
Son 177.240 personas. Son ciudadano que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) registró como pobres e indigentes en el Gran Santa Fe, durante los primeros seis meses de este año, sobre un total poblacional de 524.295. Del total del área metropolitana, hay un 33,8 por ciento que respira y sobrevive en esa realidad.
Con muchos de los 39.608 hogares santafesinos que no superan la línea de pobreza o indigencia, el Movimiento Los Sin Techo trabaja hace años. “Para hacer un diagnóstico seguro hay que distinguir entre pobres y marginados. Los marginados son los que están afuera del sistema, los que no entran en ningún proyecto, ni político, ni económico, ni social, ni religioso, ni cultural, ni deportivo. Son quienes hoy se encuentran en una situación muy comprometida”, comenzó a explicar José Luis Zalazar, referente de Los Sin Techo en Santa Fe, en diálogo con UNO en la Radio.
Trazando un croquis imaginario, como si dibujara en el aire, Zalazar desarrolla la siguiente metáfora: “Nosotros estamos viendo un partido de fútbol en un estadio. Los que están muy bien en este sistema son quienes van al palco. Los que están bien, pueden estar en la platea. Los que la pilotean a diario, llegan a la popular. El sector del que estamos hablando está fuera del estadio, fuera del partido que estamos mirando todos”.
Muchos de los rostros de esos 177.240 pobres e indigentes se repiten en otras estadísticas del Indec. Son, por ejemplo, la mayoría de los 15.000 desempleados que contabilizó el instituto nacional en el segundo trimestre de 2018 en el Gran Santa Fe. O forman parte de los otros 15.000 ocupados demandantes, que tienen un empleo pero se encuentran en la búsqueda activa de un segundo ingreso.
“Mucha gente habla de la falta de cultura del trabajo en los excluidos. Lo que hay que ver es que la mayoría de estas personas no tiene una capacitación adecuada al mercado laboral actual. Están capacitados para hacer lo que vieron y aprendieron en su casa: a ser changarín, un buen pintor o albañil, a levantar la máquina para cortar pasto en cualquier lugar de la ciudad”, describió Zalazar.
Y continuó: “Lo que pasa hoy es que no hay changas siquiera. No hay mucho para albañil, que es uno de los oficios principales de los pobres. Lo mismo pasa con las empleadas domésticas. Mucha gente se pagó en otras épocas sus estudios o los de sus hijos con ese trabajo, pero ahora tampoco hay. Muchos levantaban cartón, plástico, vidrio; pero el cartón seco bueno estaba en el centro. Cuando los excluyeron del centro, dejaron de tener también ese ingreso”.
El día a día
Desde el Movimiento Los Sin Techo se relevaron precios en almacenes de los 22 barrios en los cuales desarrollan su tarea social. Así lograron establecer que “para una familia de cuatro personas, dos adultos y dos chicos, se necesitan 8.000 pesos solo para comer”. “Hablamos de alrededor de 11 productos básicos para cubrir todo un mes las necesidades alimentarias, nutritivas, de toda esa familia”, aclaró José Luis Zalazar.
—¿Y tienen esos 8.000 pesos por mes?
—No, no los tienen. Porque en una familia de esas características tienen una ayuda por la Asignación Universal por Hijo de 1.684 pesos por cada uno. Ahí les faltan 4.632 pesos para llegar a los 8.000. Y no los tienen. Ahí es donde crece la indigencia. Porque esos 8.000 pesos solo alcanzan para cubrir los alimentos, no incluyen el gasto en alquiler, en servicios, en transporte, en educación, en salud. Y como si fuera poco, al aprobarse la reforma previsional a nivel nacional, se modificó también la fórmula de movilidad, con lo cual ahora quienes perciben la AUH pierden aún más.
“La vieja teoría de que cuando las empresas estén bien la copa va a rebalsar y le va a llegar a los pobres es mentira. A los pobres no les llega ni la humedad de esa copa que rebalsa”, agregó.
Los más chicos
Cada día, el Movimiento Los Sin Techo le da de comer a 6.500 chicos de la ciudad de Santa Fe. “Hace un año esto no pasaba. Ahora todos los días vienen 40 o 50 chicos más y nos piden más raciones porque tienen hambre”, contó Zalazar. Y aportó otro dato: en el Colegio Mayor Universitario, en la oficina del Movimiento, llegan alrededor de 40 personas adultas para pedir comida.
En torno a este escenario, el referente social reiteró una idea que Los Sin Techo promueve desde hace varios meses y que se vincula con la posibilidad de lograr que el Índice de Indigencia baje a cero.
“Esto es posible. Con menos de 15 millones de pesos por mes, la Provincia podría lograrlo. Hay 1.700 ranchos en la ciudad que tenemos localizados, censados. Sabemos que con ese dinero, esas 1.700 familias podrían salir de la indigencia. Serían justamente alrededor de 8.000 pesos que les permitiría a esas personas cubrir sus necesidades básicas. Primero demos de comer, después pensemos en capacitar para empleo. Es una decisión política”, explicó.
La sensación de quienes a diario reciben los pedidos e intentan apaciguar con un plato de comida las carencias marca más aún el contexto: “Estamos viendo tristeza. La tristeza del padre que no puede decidir si su hijo va a comer con él al mediodía, porque lo tiene que mandar a un comedor comunitario, porque no tiene para darle de comer. Esta cultura de economía implica una sensación de escasez y de pobreza perpetua, y eso es sumamente peligroso para cualquier familia”.
Adivinando las críticas de quienes lo puedan oír o leer, el referente social es claro también al hablar de inseguridad en los barrios: “Hasta que no se resuelva la desigualdad social nunca va a haber tranquilidad. La desigualdad genera violencia. Usted, ¿cómo se sentiría o qué haría si se levanta a la mañana un día sin saber si su hijo va a comer?¿Yo qué haría? No hay que ser filósofo, ni teólogo, para darse cuenta de que el problema está en la marginalidad”.
“Y la sociedad también debe comprometerse. Hasta que no logremos ver en el chico arriba del carro que podríamos haber sido nosotros mismos o cualquier hermano el que se encontrara en esa situación, no vamos a resolver nada. La vida nos regaló que hoy estemos hablando del tema, pero podría no haber sido así”, sentenció, en diálogo con UNO en la Radio.
Santa Fe, ¿sin ranchos?
El hábitat es también una premisa fundamental para la organización social. En el año 2000, el objetivo que marcó el Padre Atilio Rosso como cabeza del Movimiento Los Sin Techo fue Santa Fe Sin Ranchos. Se erradicaron en ese entonces 2.000 ranchos de la capital provincial.
“Hoy avanzamos en esa misma tarea –indicó Zalazar. En el año 2000 quemamos el último rancho de la ciudad, en un acto simbólico, en Alto Verde. Pero esto va en escala, porque en Santa Fe se levantan entre 30 y 40 nuevos ranchos por mes, 400 al año. El que gobierna, en cualquiera de los niveles que lo haga, tiene que levantarse todos los días pensando que tiene un nuevo rancho en Santa Fe y lo tiene que resolver”.
Apelando una vez más a la sociedad en su conjunto, insistió: “Nadie en Santa Fe puede estar al margen de los 1.700 ranchos que tenemos en la ciudad. Estamos a cinco minutos yendo en auto, o menos, de ver a cualquiera de esas familias que muchas veces no tienen agua ni luz, o que para llegar a donde viven tienen que embarrarse en una calle intransitable”.
Al referirse a la posibilidad de erradicar los ranchos, expresó que mediante un convenio con el gobierno provincial, el Movimiento hizo un plan para reemplazar 200 de ellos y opinó: “Sería necesario ampliarlo a 500 por año. Porque en 2019 va a haber cada vez más gente afuera del estadio. Cada vez más gente tratando de salir de su tumba”, continuó Zalazar. Vehemente y con una claridad conceptual envidiable, concluyó: “El rancho trae desesperanza, es una muerte física y cultural. Eso es el rancho para el marginado, el rancho es una tumba”.
Fuente: Diario Uno - Soledad Mizerniuk