Hacía dos años que no hacían nuevas casas en el marco del Plan de Erradicación de Ranchos. La provincia aporta financiamiento y el municipio acondiciona los terrenos. El proyecto incluye a futuro un centro de salud, un comedor y salas educativas.
En un terreno ganado a la vía muerta, en el corazón de Villa Oculta, el Movimiento Los sin Techo está levantando 10 viviendas sociales. Las mismas estarán terminadas para fines del mes que viene y se entregarán a familias numerosas de la barriada, que actualmente viven en ranchos.
Para construirlas, se recuperaron dos manzanas y media, casi 300 metros sobre el terraplén de la vía, que comienza en la intersección de calle Jorge Luis Borges y Aguado. El objetivo del movimiento es concretar próximamente por esa misma línea que marcaban los rieles hasta la avenida Circunvalación un total de 30 viviendas sociales. En cuanto se concluyan las primeras 10, comenzarán con otra tanda de la misma cantidad hasta completar el total.
El proyecto está enmarcado en el Plan de Erradicación de Ranchos que llevan adelante en forma conjunta Los Sin Techo -con su aporte de mano de obra, el gobierno provincial -que financia las casitas- y la Municipalidad, que se ocupa de acondicionar el terreno y gestiona el traspaso del dominio de la tierra a los nuevos propietarios.
El otorgamiento de las viviendas se determinó en base a un censo que realizó el movimiento. A partir del mismo, se le dio prioridad a las familias constituidas por muchos niños o ancianos que vivan solos.
“Con esos mismos datos, también se distribuyeron las tareas: los hombres ayudan en la construcción, hay mujeres que no tienen pareja entonces cocinan o aportan lo que pueden”, mencionó Zalazar.
“El sueño de Atilio Rosso era la Villa Oculta sin ranchos”. Ése es el recuerdo que conserva José Luis Zalazar, responsable del área de Vivienda y Desarrollo Comunitario de Los Sin Techo, del anhelo del fallecido fundador y referente del movimiento social. Y si bien le resulta bastante difícil concretarlo, intenta diariamente cambiar la vida de vecinos de Santa Fe que subsisten entre las paredes de chapa de los ranchos.
“Cuando terminemos el proyecto de las casas, vamos a cerrarlo con un polo educativo, un centro de salud y un comedor porque es mucha la gente que va a habitar acá”, indicó Zalazar y aseguró que el resultado final será “un lindo barrio”.
Rancho por casa: una decisión política
Aportar lo que cada uno pueda para estar mejor en la comunidad. De eso se trata el trabajo que realizan Los sin Techo en barriadas como la Villa Oculta. Para Zalazar, esa idea se traduce en “el desarrollo comunitario y la promoción humana como objetivos que se concretan en la ayuda mutua, la solidaridad y el esfuerzo” para así llegar “a lo que más se le parezca a la justicia”.
Por eso, para Zalazar el poder de modificar esas realidades comienza con una “firme decisión política. Una vivienda digna es una manera de atacar la pobreza porque nadie puede estudiar en un rancho, ni se cura en un rancho".
Según el censo del movimiento, actualmente entre Villa Oculta y Barranquitas hay más de 200 ranchos para erradicar. Pero, además de la extrema precariedad tienen otra característica común: en ninguno vive una sola familia sino por lo menos dos. En ese sentido, Zalazar dijo que “se calcula que ahí conviven hijos pequeños, hermanos de los padres y abuelos”. Y en ese marco, a veces es necesario dejar de lado la cultura y los valores del centro de la ciudad porque “en el barrio se manejan otros códigos”.
“Acá no se ganan votos, ni sacramento, ni misa, ni bautismo. Acá vive gente especial que sufrió mucho. En un rancho no nacen ángeles sino personas con problemas y dificultades”, remató Zalazar.
FUENTE: DIARIO EL LITORAL